En la clase del miércoles profundizamos en el contexto histórico y cultural de los siglos de oro.
Cecilia nos recordó la vida íntima de aquella sociedad, donde las relaciones familiares estaban marcadas por el concepto de honra y la jerarquía patriarcal. Pero, ojo, el Renacimiento también impulsa el naciente individualismo y la búsqueda de la fama por los propios méritos (tal vez Maquiavelo sea el más crudo expositor de esta mentalidad).
En lo económico Ricardo nos trajo a clase el ocurrente eslógan de Eduardo Galeano: "España tenía la vaca pero otros tomaban la leche". Y es que aquella España, dominada por La Mesta (asociación de ganaderos), por la aspiración aristocrática, por la búsqueda de títulos y tierras, fue un Imperio en lo militar y político pero un desastre en las condiciones de vida a su interior. Una España quijotesca, como bien vio Cervantes. Ésa fue una de las grandes sorpresas de la clase para Andrew, que no imaginaba al Imperio como nación subdesarrollada y deficitaria.
Andrea apuntó el auge del racionalismo (Da Vinci) y de la importancia del dinero. Asistimos a la formación de las grandes ciudades europeas y de la consolidación del capitalismo. Pero recordemos que también es la época de Nostradamus, la Inquisición y de la mística.
En cuanto a la lengua, Adriana refirió la expansión internacional y unificación de la lengua castellana, y cómo desde Nebrija (su Gramática fue publicada justo unos meses antes del descubrimiento de América) crece en los humanistas españoles la conciencia y el deber de llevar la cultura a la altura de la grandeza del país. Sin embargo, como bien comentamos, el modelo para ello es el trabajo de imitación de la cultura grecolatina (Platón, Cicerón y Horacio se ponen especialmente de moda), donde la originalidad y el mérito artístico radicaban en la actualización y castellanización de los ingredientes culturales heredados.
En cuanto a la vida cotidiana, Nuñez Roldan menciona en su libro a una Sevilla de los siglos XVI y XVII en donde la frialdad entre familiares y la hostilidad entre desconocidos creó un ambiente de pasiones desatadas, casi violentas.
ResponderEliminarPor último, sólo quiero comentar que el concepto de una españa quijotesca me pareció un extraordinario ejemplo de cómo la literatura puede retratar a la historia.
Cecilia
Hemos mencionado unos nombres famosos del Renacimiento como Da Vinci, Maquiavelo, y la lectura habla del rol de Erasmus, pero si me recuerdo bien mis clases de la historia casi no hay ningún "gran héroe renacentista" de España en esta época. ¿Tal vez la ausencia de un florecimiento de pensadores en España es a causa de la inestabilidad pólitca y también interno del país? Creo que es importante también el rol de la Inquisición y el miedo que inspiró del habla libre.
ResponderEliminarQuiero preguntarle también del efecto que tenía las guerras y inestabilidad del Imperio en los otros lugares o "países" de Carlos I. ¿Sólo era España que sufrió? Si sólo era España, ¿por qué?
Gracias,
Andy Bellino
Para continuar la discusion de las contradicciones del siglo de oro, a mi me interesa mucho la contradiccion entre los intelectuales y las acciones del estado. Yo lei "El imperio y sus contradicciones" que hablaba sobre el racionalismo como producto del Renacimiento. Por eso, la dignidad del hombre y el relativismo renacientista se hicen mas corrientes y tomaron el lugar del dogmatismo medieval en las comunidades intelectuales. Al mismo tiempo, habia una endemica de hambre y miles de personas estaban muriendo en el Mundo Nuevo. Aunque el ser humano se haya hecho la prioridad primera en la sociedad intelectual(en vez de Dios), el nivel de sufrimiento humano levantaba. El ser humano individual estaba ganando valor mientras un deprecio de la vida humana estaba ocurriendo.
ResponderEliminarEs un gran contradiccion, no?
Olivia Redline
Excelente reflexión (y muy bien expresada)... tal vez la clave del dilema que planteas podamos verla en que nuestro juicio como ciudadanos del s.XXI está condicionado por una visión positiva del individualismo y el racionalismo. A ambos les debemos, en gran parte, nuestro actual estado de desarrollo occidental y nuestro modelo político.
ResponderEliminarPero el individualismo renacentista también supone el progresivo alejamiento de la sensación de pertenecer a un ciclo natural trascendente. Los códigos de honor de la batalla medieval,cuerpo a cuerpo, estaban siendo sustituidos por la ciega eficiencia del arcabuz. La calidad artística de la escritura manuscrita, por la velocidad difusora de la imprenta. El diezmo que el siervo medieval debía dar de su propia cosecha, por el "salario" de los campesinos del s.XVI convertidos en jornaleros de la tierra de otro. En fin, individualismo, racionalismo, capitalismo pueden constituir uno de los orgullos culturales de Occidente, pero pueden también ser juzgados como los causantes de una serie de transformaciones que constribuyeron a enajenar la vida del hombre, a desconectarlo de la fraternidad de la sociedad, del sentido religioso de la vida y del respeto por la naturaleza.
Sergio Reyes
Vamos a ver: ¿cómo que no hubo ningún héroe renacentista en España, ningún gran pensador? ¿Pero qué me dicen de Garcilaso, militar y poeta, o Vives, Valdés, Huarte de San Juan? ¿Manrique será suficiente? Pero lo que yo quería comentar, ya que me he topado nuevamente con esta página, es lo referente a su nueva defensa de lo que América le dio a Europa. Con ella nos demuestra usted que le cuesta trabajo situarse en el momento histórico del que habla. Así, ilustra usted muy bien el problema tan extendido de juzgar hechos pasados a la luz de particulares perspectivas presentes. ¿Genocidio? ¿Pero es que se puede hablar de genocidio cuando desde luego ese término estaba lejos de existir?
ResponderEliminarEso para empezar, porque además podría yo agregar lo siguiente: ¿no está usted cayendo, mi buen amigo madrileño, en la admiración ciega por el mito de las "grandes culturas" prehispánicas? ¿Que si el cero de los mayas y que si la arquitectura de los incas? ¿Y qué me dice de los aztecas? ¿Es que no se comportaban también como los poderosos que imponían su ley con la fuerza de las armas? ¿No sometieron a los pueblos que tenían a su alrededor? (Y eso por no mencionar los sacrificios humanos, claro está). ¿Se le puede achacar culpa a los españoles por contar en ese momento con armamento más eficaz? ¿Por vivir varios siglos antes de que se inventaran conceptos como los de "derechos humanos" o "genocidio"?
Es evidente que los pueblos prehispánicos no eran sociedades ajenas a la imposición militar o la desigualdad social. Nadie dijo aquí que, como creían ingenuamente algunos españoles de la época, esta orilla del Atlántico fuera la tierra de Jauja o de El Dorado. Pero que fueran sociedades imperfectas no otorga el derecho a Europa para su conquista y expolio. Si le extraña la palabra genocidio, por anacrónica, usemos términos de la época y hablemos de matanza o barbarie. No reconocerlo como un hecho histórico es, en mi opinión, un signo del rezago del pensamiento nacionalista que se constituye precisamente en aquella época.
ResponderEliminarClama usted al cielo también por el comentario de Andrew, a quien le sorprendía la falta de científicos españoles renacentistas de renombre. La lista que usted ofrece es caótica... mete a Manrique, profundamente medieval, también a Garcilaso, que fue un poeta exquisito pero no filósofo. Sin embargo le atina al mencionar a Valdés (¿se refiere a Juan o a Alfonso?) y a Vives, aunque se le olvida mencionar que tuvieron que escapar de España para salvarse de la Inquisición. Incluye, también, al entrañable Huarte San Juan, cuyo Examen de ingenios preludia el desarrollo de la psicología. Eso sí, compare esa problemática lista con Leonardo da vinci, Copérnico o Descartes y dígame, sinceramente, si España no pierde por goleada en su "siglo de oro" la batalla del desarrollo científico. Otra cosa son las artes, donde España dejó una herencia maravillosa al mundo.
Por cierto, se equivoca al decir que en la época no existía el concepto de derechos humanos, pues paradójicamente ésa fue una de las grandes aportaciones filosóficas de la España Imperial a la humanidad, con Francisco de Vitoria, sobre todo, pero también con Las Casas y Vives.
Creo, además, que usted se empecina en querer ver en nuestras palabras una actitud de antipatía o desprecio a lo español. Supone mal. Nos dedicamos a estudiar literatura clásica española y lo hacemos desde la curiosidad y la admiración implícitas. Lo que pasa es que somos capaces de admirar la lírica de Garcilaso y sentir tristeza por la Inquisición. Se puede amar con los ojos abiertos.
En fin, llámenos ingenuos, si quiere, pero pensamos que el intercambio y el entendimiento mutuo de los pueblos es un bien deseable superior a todo el oro y plata del mundo. Que, en términos de la época, preferimos las letras a las armas. Y que el nacionalismo, tenga bandera indigenista o española, es un prejuicio que, a veces, se cura viajando. Le invitamos, por tanto, a visitar esta hermosa tierra de Cholula, nieta de indígenas y de españoles y de otros muchos pueblos.
Mucho se ha discutido de los sacrificios humanos, dado que fueron, por así decirlo, uno de los mejores pretextos españoles para la conquista. La "barbarie" mexicana tenía que ser controlada. Pero, hay otro punto de vista de los sacrificios humanos, mataban humanos sí, pero era parte de sus creencias, de su religión. No era algo como lo que han pintado las malas películas de Mel Gibson, sino que un sacrificio humano era en sí mismo un ritual -como un ritual de misa, por ejemplo, en el cuál ¿no se recuerda el sacrificio de un Dios?- y no creas que los hacían cada tercer día. Otra cosa a observar es que el concepto de vida y muerte, en la civilización azteca, era muy diferente a la nuestra. Para no alargarme más, como mencioné anteriormente, si observas una misa católica y los rituales de los antiguos aztecas te darás cuenta de que no son tan diferentes. También te recomiendo que leas a Patrick K. Johansson.
ResponderEliminarAlejandra C.
Les animo a todos ustedes a que lean “cómo acabar con el ajedrez” (Woody Allen) y que, sin ninguna duda, les dará un nuevo (y más fresco) enfoque sobre un asunto, que, entre inquisiciones, sacrificios humanos, héroes, pensadores, filósofos y civilizaciones, se ha convertido en un maravilloso totum revolutum (o en un aleph, que elija cada cuál).
ResponderEliminarHabiendo investigado sobre Valdés, he llegado a la conclusión de que hablamos sin duda de Juan, pues no creo que el citado Alfonso hiciera méritos para ser recordado en este foro. Y doy por hecho que si no podemos hablar de “genocidio” por tratarse de un anacronismo futurista (me siento conquistando otra vez el mundo) tampoco podemos estar refiriéndonos al Valdés más popular (ya saben: Víctor).
Lo de los sacrificios humanos tendría su audiencia, digo yo. Y que no los hicieran cada dos por tres, como si tal cosa, evidencia su buen hacer a la hora de tensar la cuerda que les unía a las masas y a los dioses. Contraprogramar y sorprender a la competencia no es moco de pavo.
Pido disculpas anticipadas… pues dudo que pueda añadir a Patrick K. Johansson (y a tantos otros anónimos ilustres: Valdés again) a esa lista que nunca se acaba.
Intentaremos rematar todos los pases al hueco, aunque cada vez estoy en peor forma…
Por último: Os sigo desde España. Me encantaría compartir una clase con todos ustedes y, honestamente, seguir aprendiendo!!! Qué envidia!
el nach