miércoles, 29 de septiembre de 2010

Poetas del siglo XVI

Ricardo Gutiérrez abrió hoy la clase con la explicación de la "imitatio auctoris", el lema latino que explica la forma de hacer y valorar la literatura en el Renacimiento. A diferencia del modo romántico, que valoraba la originalidad creadora del yo y la expresión de la fantasía y la imaginación, el Renacimiento mide el valor estético de una obra por la capacidad del artista para recrear la tradición, repetando el modelo original pero adaptándolo de forma personal. Los poetas clásicos más imitados serán Virgilio (sus églogas y la literatura pastoril) y Horacio (las odas y su teoría del "decoro"); y de Italia las fuentes más importantes serán Dante y Petrarca (sonetos, paisaje). Carmen nos comentó también la relevancia de Sannazaro, y su interpertación del platonismo.

El resto de la clase, por turnos, pudimos comentar diferentes del siglo XVI menos canónicos que Garcilaso. Andres C. comentó la importancia de Boscán como introductor de las formas italianas. Adriana eligió el famoso madrigal de Gutierre de Cetina ("ojos claros, serenos,.."), que refleja los temas del amor cortés (el sufrimiento amoroso opr el rechazo de la amada idealizada) pero en un tono más sencillo. Andrew nos mostró un poema burlesco de Hurtado de Mendoza (loa a la zanahoria), con un contenido erótico que contrasta con el idealismo de la poesía convencional del época. Olivia nos habló de Castillejo, el "rebelde" de este grupo, que se opuso al exceso italianista y defendió el valor de la tradición española (sin dejar por ello de ser profundamente renacentista). En fin, un repaso ligero, pero bastante variado, a las otras voces poéticas del renacimiento, que preparan el camino a la explosión (boom, que se diría en inglés) artística del barroco del siglo XVII (Góngora, Quevedo).

¿Me dejé algo importante en el tintero?

sábado, 25 de septiembre de 2010

Garcilaso de la Vega

La experiencia de la clase fue algo diferente. En esta ocasión cada estudiante debía incorporar a su análisis lo aprendido en textos o websites de crítica literaria.
Olivia nos comentó el problema de simplificar demasiado la visión de la influencia italiana en el renacimiento español. Si bien es cierto que se importaron formas métricas (el endecasílabo, el soneto y la lira) y sensibilidades (la descripción de la naturaleza y la mujer, la introspección amorosa) también lo es que la tradición autóctona fue igualmente influyente. Andrea Cuatle y Adriana, por ejemplo, nos ayudaron a entender la importancia del amor cortés, heredado de la poesía trovadoresca. Los romances y la poesía de cancionero también vivieron una segunda juventud en el siglo XVI.
Para profundizar en el renacimiento español Andrew nos recomendó visitar la website de Spanishart. Y Dayna encontró la utilidad del blog de Paola de Nigris, una profesora uruguaya.
Desde una perspectiva más poética e intimista, Cecilia resumió la visión de Dámaso Alonso sobre Garcilaso: "Del Oeste (Italia) le llegó la materia artística y del Este (Portugal) la musa (Isabel Freire)". Adrián, tras la lectura de Azorín, evocó la imagen de un Garcilaso convaleciente, en su exilio del Danubio, sublimando de su dolor emocional en el agua que fluye ("Salid sin duelo, lágrimas, corriendo"). Ricardo G. nos recordó, en palabras de Lapesa, cómo a pesar de las influencias artísticas que Garcilaso imitaba su poesía expresa una profunda emoción original, que impactó en la época.
Entre todos vimos, además, la importancia que la vida de Garcilaso puede tener en su obra. Soldado ejemplar, cortesano renacentista y aristócrata de la más alta alcurnia. Sus amores palaciegos pueden ser la base personal de inspiración de su lírica.
En el análisis ya concreto de sus textos, Carmen comentó de forma excelente el soneto XXIII ("En tanto que de rosa y azucena"), donde pudimos observar ese equilibrio entre la pasión y la castidad, entre el gozo del presente y la muerte segura del futuro. En cuanto a la égloga I, dos son los pastores, Salicio y Nemoroso, que se quejan de su mal de amores, con la naturaleza de fondo (en la que proyectan su drama interior y de la que subliman, finalmente, su dolor).
Sé que me dejo mucho por decir y que otros compañeros enriquecieron este análisis. Ayúdenme...¿ qué más añadirían?

jueves, 23 de septiembre de 2010

Algunos tesoros digitales... el soneto

En este parcial me gustaría que estuviéramos todos muy atentos a los recursos digitales que en internet se encuentran de forma gratuita (REA, osea, Recursos Educativos ABiertos, es el nombre que les dio la UNESCO en el 2002) y que nos pueden echar la mano en la lectura y goce de la literatura clásica.

Hoy les comparto dos joyitas. La primera es una página personal de un poeta contemporáneo, Francisco Álvarez Hidalgo. En ella expone su obra (bastante inteersante, por cierto). Y tiene la generosidad también de incluir información sobre la historia de la poesía y la cultura en español. Por ejemplo, en el banner de la izquierda, abajo, hay una liga (la penúltima) titulada "Hispánica". Si la clican, verán una serie de ligas con información sobre los autores que estamos leyendo y su contexto cultural. Otra de las ligas del banner (un poquito más arriba de Hispánica) es una "Antología de sonetos", muchos de ellos de los siglos XVI y XVII. Pero también del siglo XX. Es una manera genial de ver el uso que distintos poetas y épocas le han dado a esta forma métrica clasicista, usada por poetas tan heterogéneos como García Lorca, Octavio Paz o Juan Ramón Jiménez.

La otra es un website exclusivamente dedicado a explicar el soneto. En ella pueden entender mejor cómo se cuentan las sílabas, cómo funciona la rima, en qué se diferencia la métrica española de la del inglés o la del latín. En fin, muy útil si no tienen mucha formación previa sobre este tipo de poesía clásica.

¡Espero que les sean útiles!

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Poesía renacentista: primeras brisas...

Iniciamos este segundo parcial con dos exposiciones orales. Dayna nos explicó el locus amoenus como espacio utópico de felicidad, ajeno al "mundanal ruido" (Fray Luis) de la ciudad, y en medio de un bosque en sombra rodeado de la belleza armónica de la primavera (brisa fresca, sonido apacible del río, canto de los pájaros). En la tradición española las églogas de Garcilaso serían el mejor ejemplo (aunque con algún rasgo del paisaje castellano) y en la tradición anglosajona Dayna nos mencionó el bosque idealizado del teatro de Shakespeare (en su versión más misteriosa).
A su vez, Cecilia nos dibujó la descriptio puellae (retrato de la belleza femenina) típica del clasicismo y su canon físico para la mujer: cabello rubio liso, piel clara, labios de un vivo rojo, cuello largo y delicado. En contraste, la poesía popular (en romances o villancicos, por ejemplo) cantaba la belleza morena, en colisión frontal con la dama de palacio. Dos tipos de belleza vinculados a dos tipos de poesía (culta y popular) que convivieron en el siglo XVI.

En nuestra primera aproximación a la poesía de Garcilaso comentamos la importancia de la formas métricas: el soneto, como estrofa preferida, y el endecasílabo, como verso elegante. Garcilaso importa esa tradición de Italia (Dante, Petrarca) y la intenta "castellanizar", enfrentándose con ello a la poesía trovadoresca local y al verso octosilábico de la lírica popular, más enérgico y denso. A Garcilaso, por tanto, le debemos el éxito inicial de esa musicalidad más elegante y pausada de la poesía culta renacentista.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Preparación. Poesía española de los Siglos de Oro

Según José Manuel Blecua (1980, p. 114) las cuatro corrientes poéticas nacionales que viniendo de la Edad Media continuaron su éxito en el siglo XVI son la lírica popular, el romancero, la poesía culta de palacio (Mena, Santillana, March) y la poesía del Cancionero General.

Por eso, antes de valorar el mérito de la poesía de Garcilaso es importante tener en cuenta estos “mercados poéticos tradicionales” que convivían con las modas poéticas renacentistas importadas de Italia (de Petrarca, Sannazzaro) y las fuentes de inspiración clásicas (Horacio, Virgilio, Catulo). Lo tradicional y nacional versus los nuevos modelos artísticos de la “globalización” del momento (donde Italia era el epicentro artístico del mundo, como en el XIX lo sería París y en la segunda mitad del XX, New York).

Aquí les paso unos ejemplos de cada una de esas corrientes:a) Poesía tradicional española; b) Poesía italianista;c) Poesía clásica

A) Poesía tradicional española

Lírica popular
Canciones de amigo, alboradas, villancicos, etc: http://www.lenguayliteratura.net/index.php?option=com_content&task=view&id=46&Itemid=60

Poesía de herencia trovadoresca (palacio)
Ausias March: http://amediavoz.com/marchausias.htm

Romancero : http://amediavoz.com/romancero.htm

• Poesía de Cancionero General ( Recopilado por Hernando del Castillo, 1511)
http://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%ADrica_cancioneril


B) Poesía italianista

• Petrarca: Il Canzoniere (sonetos amorosos clasicistas)
http://maritim23.wordpress.com/2008/01/20/soneto-a-laura-francesco-petrarca/

• Sannazaro: La Arcadia (literatura pastoril)
http://es.wikipedia.org/wiki/Arcadia_(Sannazaro)

C) Poesía clásica (Horacio, Virgilio, Ovidio)
http://www.auladeletras.net/material_nuevo/literatura_clasica.html

Más allá de esas influencias, los poetas del siglo XVI y XVII encontraron en la mitología clásica su repertorio favorito de imágenes y temas poéticos. Aquí pueden consultar un diccionario estupendo, interactivo (con imágenes, información de cada Dios, comentarios) sobre mitología:
http://www.elolimpo.com/

Referencias:
Blecua, J.M. (1980). Corrientes poéticas en el siglo XVI. Ínsula (80). En Francisco Rico. Historia crítica de la literatura española. Tomo 2. Siglos de Oro: Renacimiento. Madrid: Editorial Crítica, pp. 114-117

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Popurrí de prosa del siglo XVI

Hoy logramos un repaso bastante eficaz a los diferentes caminos de la prosa del s. XVI.

Empezamos con Brevísima relación de la destrucción de Las Indias, de Fray Bartolomé de Las Casas, donde nuestros compañeros extranjeros (a este paso van a terminar más mexicanos que el nopal) señalaron el juego simbólico inverso de Las Casas para criticar la conquista y expolio de América: los indígenas, ahora, son los corderos (interesante resonancia religiosa) y los españoles, los lobos feroces. ¿Literatura o historia? La vocación de Las Casas, aparentemente, es documentar como testigo una violencia cultural, pero su búsqueda de recursos expresivos que impacten en la emocionalidad de los peninsulares acerca su prosa al terreno literario (hipérboles, metáforas, enumeraciones).

El caso de otro fraile, Antonio de Guevara es bien distinto. Su Menosprecio de Corte y alabanza de aldea toma un tópico de la época (la nostalgia de los ciudadanos por la autenticidad de la vida en el campo, osea, el beatus ille) para mezclar reflexiones morales con el placer de decir las cosas, de hilvanar enumeraciones de sensaciones, de metaforizaciones, de estilo florido. Lo interesante es que fray Antonio de Guevara es el best seller por excelencia de los siglos de Oro (¡quién lo diría!). ¿Por qué tuvo tanto éxito? Su estilo, ameno, claro, pero al mismo tiempo elocuente, y su capacidad para insertar anécdotas, costumbres cotidianas, algo de cultura y erudición, en fin, de hacer de la literatura un entretenimiento conecta con un público cada vez más amplio de lectores no especialmente instruidos.

Pero para sorpresas la de Amadís de Gaula (Garci Rodríguez de Montalvo, en 1508), un libro de caballerías canónico, heredero de leyendas medievales, y que será uno de los más leídos y traducidos de nuestro siglo XVI. Entre sus méritos está la claridad de su estilo (que a algunos estudiantes, con excelente tino, les recordaba a los cuentos populares), y también la libertad de su fantasía (gigantes, brujas, hechizos, campean a sus anchas). Su visión idealizadora, donde los héroes son valientes y sus damas hermosas y recatadas, fascinaba en una época, el Renacimiento, llena de cambios y crisis.

Cerramos la clase en el extremo contrario, el realismo crudo de La lozana andaluza (1528), una obra que lleva el realismo linguístico y el materialismo ideológico de La Celestina a su máxima plenitud. Su protagonista, la lozana andaluza, es una prostituta famosa en Roma y exhibe su mentalidad de pícara y su orgullo (¿prefeminista?) desde el principio al final de la obra (no hay evolución del personaje). Llama la atención, sin duda, que no hay filtro moral ni para el uso del lenguaje (lleno de groserías, coloquialismos, extranjerismos) ni para la narración de la vida disoluta de los personajes (¡más de 120!). Eso sí, cabe sospechar de su intención política pues fue publicada justo un año después del Saqueo de Roma y su retrato de una ciudad "santa" cercana a Sodoma justifica implícitamente la intervención militar de Carlos V.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Soneto picaresco a Don Quevedo

Inspirado en la dinámica del blog de Adriana, dejo aquí mi soneto picaresco a Don Quevedo:

Érase un caballero de Santiago
que le escupía albures a un Buscón,
sin saber que al hacerlo, de un jalón,
llamaba al mal destino, siempre aciago.

Y es que, mi Don Francisco, no te hagas,
que bien que te gustaban las tabernas
y mirar a las damas entre piernas
y apostar a los naipes honra y pagas.

¿Por qué si deseabas en secreto
ser uno de esos pícaros repillos
no les diste siquiera un buen soneto?

Pues aunque tú te mofes, compañeros
eran los solitarios lazarillos
de tus hondos penares caballeros
.

Sergio Reyes

El Buscón: el ingenio genial de un aristócrata

Hoy tuvimos que despachar el Buscón en una sola clase. Ni modo.

Hubo dos grandes reflexiones. Una, respecto a su significado político, pues la obra se burla de las aspiraciones de un plebeyo convencido que, con sus artes picarescas, puede escapar de la marginalidad y alcanzar el estatus aristocrático. Pero la ambición de "Don" Pablos se estrella sistemáticamente contra el inmovilismo social. El mejor símbolo de ello es el contraste con don Diego Coronel, él sí nacido en cuna noble y que, al descubrir que su antiguo criado intentaba hacerse pasar por caballero para arreglar un casamiento oportunista, decide castigarlo marcándole la cara a espadazos. Toda una lección de lo que les espera a los advenedizos, nada extraña en un aristócrata como Quevedo, caballero de la Cruz de Santiago.

La otra es el estilo, el principal protagonista de la obra. De hecho, da la impresión de que Quevedo toma los ingredientes compositivos de la picaresca (su enunciación autobiográfica, su construcción episódica, su formulación epistolar, etc) como cuenco vacío donde verter las excelencias de su ingenio verbal. Cada frase condensa un juego de ingenio, donde la hipérbole (caricaturesca) y el doble sentido (calambures, paranomasias, figuras etimológicas) juegan un papel fundamental. Bienvenidos al "mole" artístico, a la condensación de la expresividad verbal.

Qué mejor lección para entender la diferencias entre el canon literario del renacimiento y el del barroco que la comparación del estilo del Lazarillo (1554) y el Buscón (1626).

Y ustedes, ¿qué más recuerdan de la clase? ¿cuál de las dos obras prefieren y por qué?

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Lazarillo de Tormes: punto y seguido.

En esta segunda clase del Lazarillo hicimos una "mesa redonda" donde, como en el banquete de Platón, nos íbamos pasando el turno de nuestra visión del libro. Lo hicimos sin vino, aclaro.

Empezamos con el contraste entre el Lazarillo y los héroes de caballerías (como el Amadís de Gaula). Es curioso, en este sentido, el cambio de gustos del público, pues en aquellos siglos una obra como el Lazarillo difícilmente podía gozar del prestigio que sí tenía la literatura idealista, cuando hoy nos sucede todo lo contrario.
Olivia puso en la mesa el contenido religioso de la obra. Está claro que el texto apunta sus cuchillos contra una catolicismo formal e hipócrita, dirigido por un clero corrupto. Pero a partir de esa certeza surgen las dudas: ¿es el Lazarillo una obra existencialista o atea avant la lettre? ¿es, por el contrario, un testimonio de honda espiritualidad, un ejemplo más de los movimientos religiosos reformistas de la época (como el erasmismo, dentro de la iglesia, y el luteranismo o el calvinismo ya fuera de ella?).
En otra de las conversaciones ahondamos en la complejidad moral y psicológica de Lázaro, que puede ser un signo, dentro de la historia de la literatura, de la evolución de los personajes-arquetipo literarios (como los héroes caballerescos o los pastores neoplatónicos) a las personas (Celestina, Lazarillo, Quijote). Estamos en el umbral de la novela moderna y su reflejo de la complejidad psicológica del yo.
Por último, aludimos a los niveles simbólicos de la obra. El pan y el vino, que en el cristianismo simboliza el cuerpo y sangre de Cristo, son el karma de la vida de Lázaro, signos de su existencia materialista.
Pero lo que más me gustó de la clase es que el trabajo de los blogs ya empieza a rendir frutos. Entre ustedes ya hacen alusión a los puntos de vista de los compañeros, y lo que discutimos en clase tiene su continuación en sus blogs personales. Estamos acercándonos, poco a poco, a una educación del siglo XXI. Falta que, como el Lazarillo, sigamos de post en post, de amo en amo, buscando alzanzar la "cima [bloguera] de toda fortuna"
¿Qué más me faltó por reseñar? ¿nos hemos dejado algún tema o perspectiva del Lazarillo sin comentar? ¿desean saber más información sobre la obra?¿se les ocurre comparar esta obra con alguna de otras literaturas o de otras épocas? ¿y con el cine o la música?