Hoy tuvimos que despachar el Buscón en una sola clase. Ni modo.
Hubo dos grandes reflexiones. Una, respecto a su significado político, pues la obra se burla de las aspiraciones de un plebeyo convencido que, con sus artes picarescas, puede escapar de la marginalidad y alcanzar el estatus aristocrático. Pero la ambición de "Don" Pablos se estrella sistemáticamente contra el inmovilismo social. El mejor símbolo de ello es el contraste con don Diego Coronel, él sí nacido en cuna noble y que, al descubrir que su antiguo criado intentaba hacerse pasar por caballero para arreglar un casamiento oportunista, decide castigarlo marcándole la cara a espadazos. Toda una lección de lo que les espera a los advenedizos, nada extraña en un aristócrata como Quevedo, caballero de la Cruz de Santiago.
La otra es el estilo, el principal protagonista de la obra. De hecho, da la impresión de que Quevedo toma los ingredientes compositivos de la picaresca (su enunciación autobiográfica, su construcción episódica, su formulación epistolar, etc) como cuenco vacío donde verter las excelencias de su ingenio verbal. Cada frase condensa un juego de ingenio, donde la hipérbole (caricaturesca) y el doble sentido (calambures, paranomasias, figuras etimológicas) juegan un papel fundamental. Bienvenidos al "mole" artístico, a la condensación de la expresividad verbal.
Qué mejor lección para entender la diferencias entre el canon literario del renacimiento y el del barroco que la comparación del estilo del Lazarillo (1554) y el Buscón (1626).
Y ustedes, ¿qué más recuerdan de la clase? ¿cuál de las dos obras prefieren y por qué?
Sin duda las dos obras son buenísimas, y cada una tiene algo que me gusta. De el lazarillo disfuté mucho la fluidez de su trama y la complejidad de sus personajes, especialmente su desarrollo psicológico, cosa ue no podemos ver en el Buscón, ya que el pensamiento de Quevedo parece estar en todo, y apesar de no estar siempre de acuerdo con él, lo prefiero; por el uso del lenguaje que utiliza, me encantan las referencias que hace a la cultura popular y al mismo tiempo al mundo intelectual de su época. Me parece facinante la facilidad para crear dobles sentidos. Probablemente se deba a que soy mexicana y el albur está en mi cultura y me atrevería a decir; en mi día a día.
ResponderEliminarAndrea Rauch
No sabes lo bonito que es escuchar eso para mí. Que digas que, como mexicana, te sientes cómoda en el universo de albures de Quevedo. Sí, lo que voy a decir es algo muy subjetivo, muy mío. Pues se ha dicho mil veces que la cultura mexicana es barroca y eso es algo que yo, que cuando llegué a esta tierra acababa de terminar mis estudios filológicos (tan empapados de literatura española barroca), sentí de forma automática. Escuchar a la gente "platicando" en las rutas, en los antros, en las oficinas, era un platillo diario de barroquismo verbal. Para mí era y sigue siendo algo hermoso.
ResponderEliminarSergio
Quevedo Team, bueno dados mis comentarios y mi defensa clase, creo que se hace obvia mi preferencia.
ResponderEliminarEl alejamiento de los personajes, evita la conmiseración que pudiéramos tener con ellos, no es una cuestión de reír o llorar como con el Lazarillo, es simplemente reír, dado que los personajes son tipos, personajes diluidos hasta la caricaturización. Otra de las razones es el sarcasmo, la acides, con la que esta escrito el libro, coincido con Andrea tal vez es por que es parte no sólo de mi bagaje cultural, sino también de mi propio léxico. (Sarcástica yooooo???)
Las imágenes que crea Quevedo me gustan más, incluso lo grotesco, pero los lugares y los personajes están mejor retratados en el Buscón, es como si vieras una pintura (a veces de Goya) pero no deja de ser impresionante. Sin embargo creo que la prosa poética del texto es lo que más me gusta, me parece tan tierno que Quevedo escriba una novela sólo para poder jugar con el lenguaje.
(No es un secreto para nadie que mi concepto de tierno esta algo retorcido)
Andrea M
Pues yo me voy a retractar. Hoy expresé varias de mis distancias clasistas con la obra.
ResponderEliminarToca ahora mencionar mi más profunda admiración. Entre otras cosas porque siento que Quevedo contribuyó como pocos a multiplicar los mil y un albures que permite la lengua española y donde, de hecho, el lenguaje mismo se convierte en motivo de gozo, de celebración. Es como si un pintor hubiera aumentado la gama de juegos visuales y colores de una cultura.
Mi favorito, no obstante, es el Quevedo poeta, un género que, liberado del obstáculo constructivo de una trama o una psicología, le permite a Quevedo entregarse a su oficio de condensar palabras y emociones.
Sergio
Quevedo vs. Anónimo, no, no es así. Ambas son distintas y ambas tienen su razón de ser y hacer. En una se puede mejorar, en la otra no y serás humillado si lo intentas. En una el personaje evoluciona, en otra es estático. En una el lenguaje es sencillo y en la otra te da una migraña al intentar descifrar cada frase. En una critica la sociedad estamental, sobre todo contra la iglesia y la aristocracia; en la otra critica la sociedad capitalista que quiere surgir. Pero si ponemos al buen Lazarillo contra el ambicioso Pablos, Quevedo sonreiría.
ResponderEliminarAntes de leer ¨El Buscón¨, yo rechazaría la posibilidad que me pudiera gustar una obra de Quevedo más que cualquier otro autor. Las palabras antiguas y structura compleja de frasas en la poesía de Quevedo se hace cai imposible entender para un hispanohablante mediocre como yo. Ahorita, estoy deseando que Quevedo hubiera escrito más novelas. Todavía es muy dificil entender todos los aspectos de su obra, ¨El Buscón¨ pero entiendo suficiente para apreciar la excelencia. En comparación con El Lazarillo, la crítica social de Quevedo es mucho más sutil y por eso creo que sea más efectivo también. Igualmente, el desarrollo de personajes es mejor en mi opinión y sirve mejor para representar la sociedad total que la representación por El Lazarillo.
ResponderEliminarEntiendo que para el Prof. el Buscón no le cae tan bien como a otros porque el mensaje de Quevedo es bastante elitista pero no me gusta el Buscón más que el Lazarillo a causa del mensaje. Me gusta el Buscón más porque lo agradezco como obra literaria y por sus técnicas retóricas. No es decir que el Prof. no puede agradecer estas cosas también, es que yo simplemente ignoro la mentalidad de Quevedo. Aún sin los ingenios el libro y la trama me cae bien como tragedia y unas veces tragedia cómica. Sin embargo estoy de acuerdo que el mensaje de Quevedo especialmente en la última frase es problemático para lectores hoy en día pero como dicen "dicha la ignorancia."
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